lunes, 30 de junio de 2008

UN IMPETUOSO DESEO

Le dije con el fragor de un espeso sueño: bésame en la mejilla. Contestó con el canto de la sorpresa: ¿por qué? Deseo saber si eres real o formas parte de mi locura. Después, ella al sonreír, suspiró en palabras, con su briosa mirada, si no sería mejor acercárseme con sus labios, aletearme sus brazos, escurrirme la punta de su lengua, pintarme con saliva un corazón en la punta de la mía y regalarle a mi nariz de la suya el oxígeno a raudales, y pellizcarme mis dos manos de sus dedos para así alejarse de mi boca con un mordisco de la suya. ¡Oh!, sí, sí, gritó mi boca desde mi alma. Entonces me escribirás un poema, replicó la suya. Se alejó, jovial, y a través del viento me dibujó un beso azul y con su semblante me abocetó un fino lamento.

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