lunes, 7 de julio de 2008

"K"ATARSIS SOCIOLÓGICA en clave de AJO Y AGUA

Remontándonos mentalmente muy atrás en el tiempo, ¡ojo!, sin dolores de cabeza, justo hasta aquellos días en los que la humanidad vivía en tribus, asentamientos simples, principio aquéllas de la futura colectividad, primerizas estructuras urbanas humildes, y origen de las primeras clases sociales. Vaya por delante esta concisa entrada.
Hay una clase de hombre de tribu en especial que está a punto de crearse, a la par que en otras de asentamientos cercanos y que comienzan a relacionarse entre ellas, por las distintas comarcas vecindales.
Los intercambios entre ellas necesitaban de una coordinación exquisita, porque de no ser así el impulso genético daría a la lucha entre los cabecillas, ya conformados como los arcaicos jefes, antepasados algunos de los primeros reyes. El más fuerte y hábil en la lucha y la caza llegaba a mandar por ese motivo en preciso, pero podría no tener inteligencia para lo otro. Creo que todos hemos pensado algo parecido en alguna ocasión
Surge, entonces, auspiciada por la familia del mandamás, la necesidad del intermediario, negociador, consejero, etc., para velar por los intereses del clan, que no es otra cosa que los intereses del jefe y los suyos. Es el antecesor de los políticos, una nueva clase de humanos.
Ya no realizará esfuerzos físicos para poder convivir en la agrupación. Desde primer momento será elegido, con el dictamen principal del jefe, por el resto de seres. Aunque en aquella época no necesitará un sufragio para abandonar su labor, si no que será ejecutado a la mínima de cambio si la caga. ¡Tela!
¿Cómo evitar la muerte? Sencillo, hace lo que le pide el cabecilla y poderoso superior arrebatando materialmente todo lo que pueda para él, y contentar al resto con los sobrantes de esa operación, para que no se revolucione. Por cierto, lo único que teme dicha clase.
Y si la cosa se le pone cruda, y ahora me refiero a que han sucedido una serie de generaciones de estirpe política y ya no es una persona sola, se hace una mala gestión con la tribu vecina y surgirá rápidamente la hostilidad. Se consolida el liderazgo del poderoso, ahí, y al pueblo se le entretiene con las afrentas de un nuevo enemigo, de modo que todos tendrían en lo qué pensar antes de revolucionarse.
Ese negociador político, ¿ha variado en sus estrategias a lo largo del avance de la sociedad?; lo dudo, la impronta es muy poderosa. Aunque siempre con esperanza pienso que en alguna ocasión sí que lo haya hecho.
Si siguen estando al servicio de los poderosos y sus migajas, esquivando al pueblo que es de donde procede todo, se merecerían una buena revolución, mismamente dentro de tu tribu más cercana en la atomización moderna, y que bien los acojonara de vez en cuando.
Y si no, ¡ajo… derse y agua… ntarse!

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