miércoles, 1 de octubre de 2008

UNA AMIGABLE BARRA DE PAN

Una mañana de resaca, coincidiendo con el séptimo día de la semana, Carmelo sale de su casa a toda prisa. Antes se ha levantado del sofá donde ha pasado la noche, más bien unas pocas horas de la madrugada, boca abajo, y se percata de que con su pecho ha aplastado contra el cojín una foto enmarcada con el retrato de su sonriente mujer y sus dos hijos. La casa se le antoja una enorme cueva capaz de devorarlo. Pero, cómo es posible, si antes era el hogar con el que soñó y que lo refugiaba de la draconiana marcha, constante y pesada, del ladrillo a ladrillo que les reportaba el sustento a toda la familia.
Se han ido. No. Ella se ha ido y se los ha llevado.
Me voy a la puta calle a comprar el pan y leer el periódico del domingo y a tomar unos cuantos solysombras.
Carmelo pasea por su barrio de toda la vida con la barra de pan aprisionada entre brazo y costillas desde primera hora del día. Un cigarrillo perenne en sus labios lo acompaña en los trayectos. El suplemento del periódico envuelve el pan, es una revista que le ha birlado a uno de sus colegas camareros.
Después de cuatro o cinco copazos de mezcla de anís y coñac y más de media cajetilla de cigarros decide pasarse a la cervecita, ya que se ha fijado en el cielo y se ha animado al comprobar que han pasado las horas cruciales. A tapear algo y a jugar una partida de mus a continuación.
A media tarde, conseguido el trofeo de las cartas o es decir unas consumiciones gratis en la barra de otro de sus bares favoritos, cambia a los gin-tonic. Ha charlado con los de siempre y de lo de siempre.
Llega la hora de la cena y se vislumbra que se va a quedar sin compañía. Pues nada, ponme otro cubata, este apúntalo que ya te lo pagaré.
Bien entrada la noche retorna a su piso, de alquiler. Recuerda que a lo largo del día se lo han comentado veinte veces, dónde vas con el pan en el sobaco, y cada vez más se aferraba.
Durmió a la espera del pitido del despertador con la barra de pan debajo del brazo, la que amaneció impregnada con unas gotitas de un salado y transparente líquido.

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