sábado, 17 de enero de 2009

EL PARADIGMA DE LA DISCUSIÓN

UN PROCESO muy CAPRICHOSO

1º) CAUSAS y/o EXCUSAS,
2º) DECISIONES para METAS,
3º) CONSECUENCIAS sí/da igual/no DESEADAS.

¿Es un proceso caprichoso? Intentaré explicarme.
Una causa incita a tomar una decisión que acarrea unas consecuencias en una relación social, fraternal, familiar, amorosa, etc. Quisiera exponer que es el paradigma de la discusión, el dichoso proceso que puede acabar con una relación. Vaya por delante un ejemplo: tú me pisas (primer renglón de arriba), yo ya te odiaba y dejo de hablarte (segundo renglón de arriba), entonces tú comienzas a odiarme por considerarme un exagerado (tercer renglón de arriba); y quizá yo sólo esperaba una excusa para rechazarte pensando que nunca percibiera tu odio; y entonces arranca el sufrimiento, o no, dependiendo y/o jugando de/con algunos factores (3º) renglón).
Cada cuál puede poner su ejemplo adecuado para seguir el orden establecido en el arranque de este microensayo, o artículo.
Con normalidad así es este proceso caprichoso. ¿Dónde podríamos situar el paso decisivo?, ése que estableciera la mejor forma de esquivar, erradicar, las consecuencias no deseadas, que en definitiva es la cara del arrepentimiento por dos razones fundamentales: consecuencia no deseada porque nos ha provocado merma social y/o amorosa, o consecuencia no deseada porque hemos infringido un inesperado dolor a la persona que supuestamente, o verdaderamente, queremos.
Si la consecuencia de nuestra decisión buscando una meta es deseada, ahora mismo nos sobra todo lo anterior y lo que venga.
Si la consecuencia nos da igual también sobra casi todo.
En cambio, si la consecuencia de la decisión en búsqueda de una meta no nos da igual y no es deseada es mejor concentrarse en el paradigma de la discusión y certificar que el orden elegido arriba es el adecuado para no errar y que hayamos obrado bien.
En realidad se van a dar todos los pasos siempre, pero tenemos una excelente posibilidad de cambiar el orden a nuestro antojo, o mejor dicho, nuestro orden para no arrepentimiento.
El inicio podría ser meditar mucho, con ansia, la meta que deseamos, y lo mismo para el juicio a tomar, pero, por encima de todo, reflexionar por adelantado, con pasión, las consecuencias que podrían aparecer en nuestra vida debido a la decisión a tomar.
Por tanto, si nos aferramos a la causa, como a un clavo ardiendo, para que no nos salpique la consecuencia nefasta de nuestro fallo para una meta, pienso que volveremos a caer en el mismo error, o parecido, de nuevo, una y otra vez, probablemente.

¿QUÉ CONSECUENCIAS PUEDEN VENIR POR LA META QUE QUEREMOS CONSEGUIR DEBIDO A LA DECISIÓN QUE ESTAMOS DESEANDO DE TOMAR?

Contestarse a esta pregunta, investigando todo lo posible, sondeando todo lo necesario, es lo contrario a un “calentón”.

Para no enrollarme más, ni liarte más la cabeza lector (pues yo la tengo ahora mismo girando sobre mis hombros) te recomiendo que te contestes a dicha pregunta: si acaso el proceso, la discusión, acaba de comenzar e intenta contestar a la misma cuestión poniéndote en el lugar del otro, aunque sea sin empatía, para ver qué está sucediendo enfrente de ti, y sabrás discernir con un poquito más de claridad, hasta que el proceso se pare o llegue al término que esperabas, o deseabas, si perdonar y/o perdonarte.
Ciertas decisiones más bien parecen una perpetración.
Cuántas menos sorpresas mejor, ¿no?, colega.
Y es probable que distingas a quién te quiere de verdad.
SUERTE.

2 comentarios:

MANUELO dijo...

NO LLEVA RAZÓN QUIÉN MÁS AFÉRRIMOS TENGA, LA LLEVA QUIÉN LA LLEVA. Y SI NO QUE SE LE PREGUNTEN A CRISTO QUE POR LO VISTO TUVO EN CONTRA A TODO UN PUEBLO.

Anónimo dijo...

Espero que vuelvas del "NORESTE" con todavía muchas más "ideas " revoloteando por esa cabecilla para luego plasmarlas en el blog.

El paradigma de la discusión da para reflexionar muchas cosas eh??

Ah, queda pendiente cambiar algo del blog que tu ya sabes..