lunes, 13 de julio de 2009

A MEDIA TARDE, AL AMPARO DE UNA "PILLESKA" VISITA

Fonsy se encuentra en su casa de alquiler, muy impaciente. Allí habita, repartidas las estancias, con otro compañero. Espera la llegada de un conocido con el que apenas coincide y al que le ha solicitado un encargo por teléfono. La visita le venderá un pequeño cargamento de costo para que lo reparta entre su gente. La visita se llama Tato y ha llamado exponiendo que va a llegar tarde.
A Fonsy el timbre lo sorprende, cuando escucha una de sus músicas favoritas, en esos momentos; ahí aparece Luisy, chaval con el que comparte el apartamento desde hace pocos días. Son jóvenes e ilusionados.
Luisy mira a Fonsy y éste le devuelve una mirada acogedora.
Ellos, de vez en cuando, se fuman unos canutos juntos.
El recién llegado ha olvidado las llaves y no sabe dónde.
Fonsy le informa de la visita que espera, que si quiere ser participe de esa jugada. Luisy dice que sí. Da la sensación de ir colocado.
Siempre están agradándose.
Fonsy agarra otro CD, en esta ocasión de Presuntos Implicados, y lo instala. Mientras, Luisy busca sus llaves por todos lados y en uno de los movimientos se pone en pompa para acceder con claridad a la parte misteriosa del sofá donde sospecha las encontrará.
Fonsy lo mira con los ojos saltones, pues a su compañero de piso se le comienza a entrever la raja del culo y gran parte de los glúteos.
Llaman a la puerta, ahora con intervalos de menos de cinco segundos cada vez. Fonsy abre, al fin, y resulta ser la visita que esperaba.
Sí, es Tato, el camello.
Se saludan con un golpe de hombros que propicia el recién llegado.
Tato porta una cinta en la mano de Tahures Zurdos que le acaban de grabar en la visita anterior, de la que llega de cumplir un encargo. Se la han regalado. Reclama la atención en la puerta a su colega propinándole un par de palmaditas en la cara, y pasa decidido para dentro. "¡Coño qué buen pisito que te has montado!", le dice Tato a Fonsy y le pasa la cinta para poner musiquita bien alta. Por poco le hace un moretón en la palma de la mano. "Vamos a ver cómo ha quedado que está calentita, dale caña al mono, chavalote, que está todo muy mal tronko, por el mundo y sus alrededores", argotea el recién llegado. Hay que pinchar a Tahures Zurdos y retirar a Presuntos Implicados, es una certeza general.
Luisy, a lo suyo, sigue buscando sus llaves debajo del sofá, ya cada vez le queda menos resuello. Tato lo vé ahora y se le abren los ojos, como si hubiera oído hablar a un perro. "¿¡Quién es este mandril, colega!?", le espeta, y mira a su amiguete con una sonrisa cínica en los labios. "Sólo le falta tener el culo colorao", insiste, mientras saca la pelota de hachís y la deposita encima de la mesa. Saca también otro cacho suelto y le propina un pequeño bocado, con la clara intención de invitar a fumar a la concurrencia.
Comienza a sonar la guitarra eléctrica de los rockeros, los Tahúres…
Tato piensa que la música melódica que escuchó nada más entrar es para hacer el amor con una chavala en la cama.
Los trapicheos necesitan dureza y rapidez.
Luisy ofrece la raja del culo cada vez más, hasta el potroso punto.
Tato lo golpea en un cachete y le salpica: "¡vamos hombre, mannndríiiil!", aunque Luisy está demasiado concentrado en sus llaves; ahora parece ensimismado, aturdido y algo asustado.
Fonsy no recordaba el carácter de Tato, agravado en los últimos tiempos, y decide concluir la historia cuanto antes para que se marchara rápidamente, hasta una próxima ocasión, de modo que le recoge la mercancía y le devuelve la cinta con celeridad.
Tato, siempre con prisa, le conforma la historia. Se despachan.
Tato pasea sus botazas por el pasillo, mientras cuenta el dinero y se aleja hacia la esquina despidiéndose con un gesto manual. Fonsy cierra la puerta y se encamina para ayudar a su compañero, del que sospecha se ha quedado atrapado en una situación delicada. Ahora le observa el culo al completo, lo tiene muy liso, blanquito y respingón.
Fonsy no puede evitar sufrir una erección que le confunde sobremanera; entonces, él decide poner música romántica de nuevo, disimular el bulto en su entrepierna, y ayudarle con el mayor de los encantos a Luisy, su amigo.
Desde el principio se han estado agradando.

1 comentario:

MANUELO dijo...

Este relatus paticipa en el XIII CONCURSO de relatos breves IDEAL GRANADA.