martes, 15 de junio de 2010

RONDAZA NOCTURNA

¡Zouum! Las luces del cajero automático aparecen ante él justo a tiempo para comprobar que son las cuatro de la mañana y que no le queda dinero al que recurrir. ¿Cómo ha llegado allí?

Camina, escupe, resopla, mea en una esquina y se mancha los zapatos. ¡Bah!

¡Zouum! Contempla la parte histórica de esa ciudad, ¿o es un pueblo?, y fantasea con la edad Media, ¡ja!, se iba a enterar el Cid de lo que es bueno.

Deambula, escupe, resopla, ¿dónde estoy, joder? La frente le hierve. ¡Bah!

¡Zouum! Contempla la bóveda oscura llena de pequeñas luciérganas inmóviles, ¡qué coño!, son las estrellas. Y tiene frío. Tumbado en un banco de madera. Quiere recordar, ¡pero no!, su demonio no lo deja en paz.

Un coche chilla, y ha sido por la patada que le rasga la espinilla. ¡Bah!

¡Zouum! Deambula, ¿por aquí ya he pasado?, regurgita, escupe, ríe y llora.

El amanecer. El fastuoso amanecer. Al final siempre sale el sol. Respira, le tiemblan las piernas y tiene las manos sucias. Y recuerda al fin. Bueno.

Bien. Excepto un lapsus de dos ya reconoce su trayectoria vital de las últimas diez horas. Un anuncio en un periódico lo animó a trasladarse a una población cercana para pasar el rato con dos prostitutas estudiantiles a las que dijo nada más verlas que no veas si habéis repetido curso vosotras dos. Lo dejaron seco, en todos los sentidos, excepto la botella de JB, casi llena, que le suministraron al despedirse. Y rememora el altercado con la policía. ¡Ufff! Es la última vez que me pasa esto.

Es de día. Se monta en un taxi. Verás tú cuando le diga al taxista que no puede pagarle hasta que abran los bancos.
Y dormita en el asiento trasero.

jueves, 3 de junio de 2010

un piropo algo sublime

Tú me alegras,
Tú me entristeces.
Por ti lloro
Y por ti río.
Contigo amo
Y contigo odio
Y contigo temo
Que a ti no temo.
Eres la montaña rusa
De mis sueños
Que con tu vital vértigo
Me atiborras.
Vida mía para siempre.