Debo reconocer que por el mero hecho de ser ambos paisanos junto a la expectativa que creaste con el marketing no resistí la tentación de asistir.
Increíble la sensación que sentí. El mejor concierto de mi vida. Hasta tu despedida. BYE BYE RÍOS está, si no más, al nivel de ese año de 1982.
Entre medias de los dos eventos he estado cerca de ti en media docena de ocasiones y siempre me has transmitido mucha honestidad y bastante simpatía que se confirma cuando rehúsas presentar a la guapísima chica Lúa como tu hija y lo haces como cantante vocalista de un grupo. No vaya a ser que la malafollá de algunos críticos te la malograsen. Te felicito.
Tus amigos: Lapido, Ana Belén, Gold Lake (tu hija), Rosendo, Carlos Goñí, Pereza, Amaral, Manolo García… y que me perdone quién se me esté olvidando, te acompañaron, y sospecho que de tú haber querido hubieran estado contigo más de un centenar. Enhorabuena.
Qué sonido; qué forma magistral de incluir temas viejos con los tiempos modernos; qué duetos; qué pelos de punta, y qué forma tan escandalosa de silbar, aplaudir, bailar y cantar. Yo hasta dos “olas” hice.
No puedo imaginar otro sitio mejor de disfrute que el Palacio de Deportes de Granada el 17 de septiembre de 2010, durante esa noche.
Por circunstancias (¡váya una polla!, siempre son las cosas por circunstancias) fui a verte solo. Añado que pocas veces me he sentido tan acompañado. Y, encima, ligué algo. Te mando un abrazo, tío. Así es como me gustaría jubilarme a mí; en pleno apogeo social y físico, como tú.
Ojala tomemos ejemplo, D. Miguel.
Firmeza (que te sobra) y muchísima suerte (que la tendrás).
1 comentario:
HABÍA QUE ESTAR ALLÍ...
Publicar un comentario