lunes, 20 de septiembre de 2010

Bye Bye RÍOS


Se jubila de las tablas, de los directos, de los lives, el hermano mayor de los músicos roqueros españoles y de la mayoría que no lo son. Adiós chaval, vocablo madrileño que te recordará todos los años que pasaste en la capital de España, allí en Madrid, donde un casi crío con aspiraciones de ser artista en la música moderna que se estaba implantado por todo el mundo, en tantas ocasiones relatado por ti, allá por 1962 (año en el que nací por cierto) con 15.000 pesetas en el bolsillo… El resto nos lo has dado a conocer con tu música, maestro. Quiero hacer constar, que al igual que tú, era inmigrante granadino en Madrid. Con veinte años recién cumplidos, cuando apenas había concurrido a dos o tres conciertos multitudinarios de artistas extranjeros y todos Heavy´s, observé que la ciudad fue empapelada con carteles de un tal Miguel Ríos, músico que de ser conocido por nombre no lo era por su venta de discos, aunque ya fuiste exitoso con alguna extraordinaria canción (El Himno de la Alegría, vuelvo a Granada, el río aquél, no montes ese caballo… que escuchábamos en la televisión pública, la única), para la inminente grabación de un directo: ROCK´AND´RÍOS.

Debo reconocer que por el mero hecho de ser ambos paisanos junto a la expectativa que creaste con el marketing no resistí la tentación de asistir.

Increíble la sensación que sentí. El mejor concierto de mi vida. Hasta tu despedida. BYE BYE RÍOS está, si no más, al nivel de ese año de 1982.

Entre medias de los dos eventos he estado cerca de ti en media docena de ocasiones y siempre me has transmitido mucha honestidad y bastante simpatía que se confirma cuando rehúsas presentar a la guapísima chica Lúa como tu hija y lo haces como cantante vocalista de un grupo. No vaya a ser que la malafollá de algunos críticos te la malograsen. Te felicito.

Tus amigos: Lapido, Ana Belén, Gold Lake (tu hija), Rosendo, Carlos Goñí, Pereza, Amaral, Manolo García… y que me perdone quién se me esté olvidando, te acompañaron, y sospecho que de tú haber querido hubieran estado contigo más de un centenar. Enhorabuena.

Qué sonido; qué forma magistral de incluir temas viejos con los tiempos modernos; qué duetos; qué pelos de punta, y qué forma tan escandalosa de silbar, aplaudir, bailar y cantar. Yo hasta dos “olas” hice.

No puedo imaginar otro sitio mejor de disfrute que el Palacio de Deportes de Granada el 17 de septiembre de 2010, durante esa noche.

Por circunstancias (¡váya una polla!, siempre son las cosas por circunstancias) fui a verte solo. Añado que pocas veces me he sentido tan acompañado. Y, encima, ligué algo. Te mando un abrazo, tío. Así es como me gustaría jubilarme a mí; en pleno apogeo social y físico, como tú.

Ojala tomemos ejemplo, D. Miguel.

Firmeza (que te sobra) y muchísima suerte (que la tendrás).

1 comentario:

Anónimo dijo...

HABÍA QUE ESTAR ALLÍ...