viernes, 15 de abril de 2011

UN CHICO OBSCENO

El hombre accedió al tren cercanías en Villaverde-Bajo dirección Madrid. Un andén casi solitario. Cruzó su mirada con aquel jovencito marroquí al que conocía de vista, por que otro día ya le observó besarse con otro paisano algo mayor, muy abrazados sin que al parecer les importara una mierda todo el público cercano. Ahora se hallaban los dos solos en el vagón. El efebo fue muy gráfico cuando simulaba una masturbación sin retirarle su mirada provocativa. Al fin, el hombre bajó la cabeza, y ojos, pensando en sus hijos. Y en su sempiterna frustración.

domingo, 3 de abril de 2011

UN TIPO "ORONDO"

El otro día me hallaba guardando cola en el supermercado del barrio. Ya debía estar cerrado, pero por el motivo del cambio de hora la dependienta que no se percataba, una treintañera rubia y de muy buen ver (por lo menos para mí que tengo una década más en mi cuerpo), seguía despachándonos hasta que yo le advertí de la hora. La muchacha comenzó a acelerarse. Intuí que el encargado estaba a punto de venir y reprenderla por haber dejado entrar a más clientes de los debidos. Entre ellos el que narra, claro. Por contemplarla un minuto más dejé pasar delante a una señora mayor que portaba solamente cuatro productos en sus manos. A la hora de pagar le faltó un euro y pico. La mujer se había equivocado y no llevaba el dinero que pensaba. La dependienta debería retirarle un producto y reembolsar el dinero al programa informático. No parecía poder hacerlo (por algún motivo sombrío) y se puso muy nerviosa, ya que tendría que ir a buscar a su jefe inmediato. Cómo iba yo a consentir tal situación. De modo que decido prestarle el dinero a la señora mayor. Con gran alegría por parte de todos los presentes, sobre todo de la rubia a la que ya le había echado el ojo días antes y cruzado alguna frase agradable. Ya se me entiende. Lo que siempre revelo, que uno vive esperanzado.
Pues bien, la mujer agradecida me dice que cómo hacemos para que me recuerde la dependienta y ella misma en el momento que lleve el préstamo al supermercado. Señora, qué le parece si dice aquel muchacho guapo y tan simpático. Sonrió. Concluida la operación ella se marchaba cuando plantea que me buscará como "ese hombre orondo". Por todos los santos, espeto, si lo sé señora no le dejo el dinero para que después me insulte. Conseguí ponerla colorada antes de confirmarle que estaba de broma. Y cómo es que usted utiliza ese término (ORONDO) que nunca se escucha. Es que llevo varios años yendo a la universidad a estudiar cultura general. Me convertí en su admirador de inmediato. Después la rubia me cobró lo mío y me largué; bastante agustito, por cierto.
A los dos días volví y me topé con la rubia dependienta que llevaba en el bolsillo el dinero que me debía aquella señora. Quería devolvérmelo en mano y darme las gracias de nuevo. Le confesé que lo había hecho más por ella que por la mujer. Y gracias de nuevo.
Sólo te pido un favor, le imploré, que a partir de ahora me trates de tú.
Trato hecho. Y nos intercambiamos los nombres...