jueves, 20 de octubre de 2011

"k"ATARSIS SOCIOLÓGICA en clave de AQUÉL PRIMER ARTISTA

Aquel hombre primitivo, ese ser ancestral nuestro, de la Humanidad digo, que al ser perseguido por un gran oso, o algo parecido, se intentó refugiar en una cueva, aparecida en plena escapada y siguiendo su instinto fue autotraicionado, debido a que la persistencia del animal lo acabaría hallando. La sangre atraía al depredador hacia su víctima.
Dentro de la cueva sucedió algo que sería premonitorio en el futuro arte rupestre para acabar llenando las paredes de siluetas, casi todas rojas.
¿Cómo surgió la religión, o las creencias?: por todas las dudas que el ser humano se iba planteando al ver las “maravillas” de su alrededor y para desatascarse en su desasosiego creó los dioses invisibles. Después vinieron los hechiceros que aprovecharon esas creencias para mejorar su estatus. Y más adelante para que unos pueblos triunfaran sobre otros se lió la “mundial” con los dioses solitarios y las religiones monoteístas aparecidas pletóricas de “politiqueo”, entonces los enfrentamientos fueron protagonistas absolutos entre los “hombres”.
(No me digan que el resumen no es bueno).
Pero antes de todo eso ocurrió el hecho que pretendo precisar con la ayuda del lector; el cual tomare este escrito como un mero divertimento, aconsejo. Fue EL ARTE, acompañante desde el primer momento de la singladura vital de la raza humana. Antes incluso que la religión.
Bien. ¿Cómo surgió el arte? Y lo hizo sin ser meta, sino camino.
En la Era Moderna las pinturas prehistóricas se han calificado como arte rupestre; aunque podemos dar por hecho que eran símbolos en busca de supersticiones, calmadas a posteriori con las creencias religiosas.
Aquel hombre primitivo plasmó en las paredes de esa cueva, a tientas, sus manos ensangrentadas. Dejó en los lisos muros bien configuradas las palmas de sus manos con los dedos estirados. Y murió, al cabo, en las garras de su enemigo. Y allí se pudrió durante años, abandonado por su clan nómada. Pues le habían perdido la pista bastantes días antes y no podían esperarlo ni un minuto más.
Cuando en uno de aquellos años venideros sus compañeros de tribu volvieron en la época de caza y recolecta por los mismos parajes encontraron sus huesos. Y, cómo no, vieron las manchas rojas de sus manos fosilizadas en las paredes de la cueva. Supieron que era de los suyos por su lanza y las reconocibles marcas que ostentaba. Así que lo pudieron enterrar. Enseguida relacionaron las marcas ensangrentadas como una señal de reconocimiento de tribu y las implantaron allá por donde pasaban.
Algunas de esas marcas dieron comienzo al arte rupestre. Del cual descenderían todos los demás artes: como contar historias en la hoguera.

Bueno, cada uno fantasea como y de lo que quiere. Pero me gusta pensar que el hecho de que yo me siente a escribir nació hace muchos miles de años porque mis antepasados ancestrales asimismo me lo prepararon.
Y, a veces, me gusta más la sencillez en los asuntos artísticos.
(Espero que lo hayan disfrutado).

1 comentario:

MANUELO dijo...

Búscate tu propio disfrute, íntimo y necesario. Ya yo lo he conseguido. SUERTE.