Ya han pasado cuatro meses
desde su primer beso, y con cada nuevo sus corazones regurgitan sangre a
raudales cuya prueba la delatan sus mejillas. Viajan por una autopista roja a
gran velocidad.
Dos adolescentes, ¿enamorados?
Sexualmente sólo se han provocado unos calentones tan impactantes como para
manchar la ropa interior con la ilusionante alegría que a la próxima se verán
aumentados.
¿Eres virgen?, inquiría
él; ¿y tú?, replicaba ella. El chico recibe la contestación, una y otra vez,
con la sensación de un reproche. ¿No te fías de mi palabra?, insistía ella. Si
no lo dudo pero me encanta oírla, es que… las novias de mis amigos todas eran
vírgenes. Entonces ella dirige la mirada a los cielos y luego le zarandea el
flequillo.
El gran día se acerca, es
el amanecer en una noche de conducción.
Hicieron el amor muy
unidos, torpes, dulces, extraños, cómplices, ansiosos, impactados, silenciosos,
quejumbrosos, forzados, en el sofá de un amigo íntimo.
A las nueve y media de la
noche caminan de la mano hacia la vivienda de ella con el silencio como
protagonista.
Al fin pregunta él: ¿has
sangrado? Sí, claro. Más silencio. ¿Seguro? ¿Acaso no te fías de mi palabra?
Y esa duda perduró durante toda la
relación, finiquitada cuando apareció otro muchacho algo más mayor en sus
vidas.
3 comentarios:
Si ese hilito de sangre aparece en las braguitas de la chica no debería ser problema en que ella se lo enseñe al machito que voluntariamente la ha desvirgado. Si ese hilito de sangre existe.
DI QUE SÍ TRONKO QUE A MI MI PRIMERA NOVIA ME DIJO QUE ERA VIRGEN Y YO ME LO CREI. TENIA QUE HABER APARECIDO LA MANCHA DE SANGRE POR ALGUN LADO Y NO FUE ASI. LUEGO ME ENTERE QUE SE LA HABIAN FOLLADO VARIAS VECES ANTES.
NO PASA NADA PERO SI LA RELACIÓN EMPIEZA CON UNA MENTIRA YA DE POR SI PUES NO VEAS TÚ.
Yo también creí su palabra, aunque nunca vi el hilito de sangre por ningún lado. El chantaje emocional sí que lo sufrí, ése en el que se te enfada la muchacha si dudas de ella ante una probable mentira en todo tipo de cuestiones. Con el tiempo decidí no preguntar nada que llevara a la discusión. Por supuesto surgió la falta de comunicación y la relación, con algo de tardanza, murió.
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