Vuelvo a introducir un poema que escribí hará unos veinte años, antes de la película de R. Benigni LA VIDA ES BELLA (que quede claro) y que lleva por título el arriba indicado.
El motivo ha sido este mes de octubre pasado donde en España hemos sufrido el hachazo de la corrupción política más severa. Había decidido escribir un artículo para cagarme en todos los muertos (coincidiendo con la fiesta reciente) de estos mal nacidos que nos piden a los ciudadanos que soportemos recortes en nuestra vida (sociales, económicos, etc ...) mientras ellos se ríen de nuestra desgracia en sus cacerías, juergas y puterío. Pero he preferido recordar que la vida siempre nos depara un futuro mejor. Porque, desde luego, la alternativa es el final de nuestra existencia.
Es un
reflejo de esta, ¿dura?, vida,
cantar de ella con
esmero debo,
que a brazadas nos
arranca de nuevo
y apasiona y engancha,
esta movida
entre amoríos errantes,
de ella bebo,
y todos con nuestra alma
temida
criticándola calmamos
herida,
ya con unas pocas
palabras me muevo,
y digo: que carentes de derecho
para meternos entre,
según y con ella
si al hacerlo se relaja
el pecho,
cabe paliarnos alguna
querella,
debe ser inmediato el
hecho