sábado, 17 de junio de 2017

UNA CAPRICHOCITA CITA

Dos tipos madrileños charlan en la barra de su bar habitual, el local de encuentro de a diario. Son dos treintañeros del tipo trabajador, o es decir dos hombrecitos medianamente bien conservados de pelo corto y vestidos con cierta categoría y limpieza. Podrían pasar por hermanos.
Unos privilegiados para los tiempos que corren, con tanta mierda y tanta crisis.
El lenguaje es directo, eficaz y compadrado.
- ¿Cómo te fue el asunto del otro día con aquella chica, tronch...?
- Pues ya te digo, colego, es una tipa bastante amena.
- Además, está buenísima. Te lo digo yo, que entiendo de eso.
- A ti como te gustan todas no hay problema para calificar a alguna.
- Claro, que cómo tú vas por la vida rechazándolas…
Al parecer uno de estos dos había medio conquistado a una vecina del barrio, conocida de toda la vida. Pero se tenían “calado” el uno al otro.
- La piva es muy fácil de contentar pero está buscando el amor más que otro rollo pasajero de ésos que tanto nos gustan a nosotros.
- Pero, ¿te la tiraste o no?
- No… no. Sólo me dejó besuquearla y abrazarla al despedirnos. Me fui para casa más caliente que el sillín de una ciclista. Hemos quedado para dentro de un rato.
- Y ahora cuando la veas cómo te lo vas a montar, colegui.
- Pues tenía un plan para ejecutar muy molón. Resulta que para que no se me notaran tanto las ganas de meterle mano, que siempre tengo además, me he masturbado en la ducha antes de venir hacia aquí.
- Muy bien, chico, una excelente idea.
- No lo creas tanto. He perdido el interés por verla, joder. Jejeje...
- Jejeje.. Ya te entraran ganas otra vez de aquí a un rato, tío.
Sí, eso sí.