A sus brazos llegaron
entre luces grises
dos manos de sonido brillante.
Se apresan para saltar
al abismo, ¿sin fondo?, del amor
descansando sobre las nubes de la amistad
para posarse en los rojos campos de la pasión.
Al fin.
Allí aterriza una explosión de claridad.
Dos cuerpos intercambian sus almas.
Juventud y senectud se funden.
No son dos. Son cuatro. No. Son dos.
La soledad sale huyendo. Adiós.
Despertó dos veces. No. Sólo una.
Reconoció su oscuridad.
Y lloró.
2 comentarios:
Es un sueño inquietante sobre el amor eterno, una misma pareja para toda la vida (no son dos... son cuatro). Donde la verdadera pesadilla es el despertar.
SALUD Y SUERTE.
Se puede observar que el sueño no define ningún estado de sexualidad. Es para todos los públicos.
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