Su primer recuerdo lo olvidó hace tiempo
y el último lo traslada hasta el primer lustro de la década de los noventa,
donde al protagonista, la temeraria juventud, lo arropa
con noche, música, sexo, drogas y rock&roll.
El vaso siempre lleno-Bebedora compulsiva-Tristeza rechazada-Y la soledad entretenida.
Mujeres solitarias-Hombres despechados-Luces enajenadas-Y de la noche amarrados.
Sufrida vividora-A la vida agarra.-Es para ti amiga.-A ti mi amiga la barra.
Señora, observadora impasible de aquello otro.
Señora, lucidez imposible para un roto.
Señora de ti y de vicio nos inundamos.
Y señora, con tus auspicios, cuánto amamos.
Pero cuánto derroche mi señora, la noche.
SALUD Y SUERTE