Vendaval claro de brisas opacas,
arrollador,
enemigo de los tranquilos goznes
y de ellos el ganador.
Pasión desorbitada
encubridora ¿!de qué¡?
Qué ocultas ¿¡qué!?,
qué te ciega
sin saber y sin querer.
¿Dónde tu sueño?
borrado y fugaz
de tu cuerpo trémulo
tembloroso
y de tu mente
ya incapaz de pensar.
Los goznes
malheridos
que te piden a gritos:
¿qué hacer?;
en tu aliento
aquélla,
la palabra,
esperando...
Destino, ¿cruel?,
Bienvenido en este rato de soledad.
Bien agradecido
mi corazón
te corresponderá.
Una y otra vez
los apretaré,
esos nuestros goznes,
a sabiendas
sin dudarlo
con una tuya noble mirada
no dudaré,
en romperlos,
si con ello
para perpetuidad
te conseguiré.
1 comentario:
El deseo pasional anula toda razón cuando estás enamorado hasta las trancas. Este poema es para personas que acaban de darse cuenta que el amor de su vida ya no está y que es probable que no vuelva nunca pero la puerta queda abierta (los goznes quitados de las visagras) para nuestra desdicha. No es tan triste, después de todo, ya que el narrador reconoce su situación. Es decir, la realidad no ha desaparecido del todo.
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