Una
mujer contempla su rostro. El espejo le devuelve cincuenta años, el rímel
descarriado y la melena rogando ternura. Esta vez, ya son diez horas sin
recuerdo alguno. Al girar la cabeza y fijar la vista confirma el “degomitao”
usurpando la taza del váter.
Quiere realzar sus tetas, caídas y estriadas, con la mirada.
Pero, no puede.
Ay, aquellos hijos, no
natos, le susurran palabras guturales:
no bebas más, nos lo has prometido…
Ella solloza.
Luego, sale de la ducha temblorosa.
Ya dispuesta para partir hacia algún bar.
Y, esta noche, volverá a echar su último trago.
3 comentarios:
Este microrrelato participa en el concurso del ayuntamiento de RINCOÓN DE LA VICTORIA en MÁLAGA. Me he ceñido a sus bases y está creado para ducho certamen.
Ponte las gafas para escribir, chaval, que tienes más de cincuenta años.
La ilustración es de mi amigo Jacinto. jacintoyo@hotmail.com
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