domingo, 2 de febrero de 2025

AL FIN GEMISTE MI NOMBRE

Hace tanto tiempo que sueño con tu abrazo que se me aferra con todas tus fuerzas y me acercas hacia tu corazón, con suerte para mí tan cerca de tus senos, dos montículos turgentes coronados por dos pezones de miel, redondos y claros, como tú. Así floreciste para mí.

Sueño que me besas con tus labios hinchados de placer desde la cima del mundo, para captar, lo sé, lo intuyo, que aún no has dejado de mirar hacia abajo como una niña, a lo último sola, que es lo que escuchaste en aquella ocasión que el sueño se convirtió en realidad durante unos segundos.
Estamos juntos en tu bañera del hotel. Yo repito tu nombre en intervalos precisos, porque te deseaba tan cerca de mí que no me puedo contener. Te dejas llevar por los recuerdos de esa gran canción que te enamoró. Te ruego que no finjas más, no es ningún rol de película, algunos de los cuales son maravillosos. Te pido perdón al oído por no acordarme de todos tus papeles europeos, aunque sí de los importantes, y me compensas con un baile sensual acuático, de repente tengo tus partes más intimas en mi boca. Estás húmeda por partida doble, tu monte de Venus es prominente, liso y muy brillante. Huele a una mar desaforada. Vuelvo a repetir tu nombre. Y odio a quien te odia, te digo, ¿y entonces me empujas dentro de ti?, no sé ya nada.
Escucho tus gemidos a través del agua burbujeante, ahora me acercas a tu lengua que me embadurna todo el cuerpo con saliva que me sabe a eucalipto con limón, en mi interior has tatuado ya ese olor de por vida. Espero tus decisiones para más penetración, no tengo prisa, ya que soy tuyo para siempre.
Tú y yo, como un matrimonio bien concordado donde, para siempre, serás la protagonista absoluta.
Por fin; oigo, como un eco perturbado, pero dulcificado, brotado de tus cuerdas vocales, con esa dicción maravillosa, y a sabiendas de que mi cercanía te pone muy excitada, ése, mi nombre: “¡OSCAR!”

1 comentario:

MANUELO dijo...

Un buen consuelo/olador para una jornada tan frenética.